La aparición de las formas renacentistas se habría insinuado
mucho antes en la escultura que en la arquitectura, quizá debido a la
influencia de ciertos modelos clásicos procedentes de la estatuaria funeraria o
a la menor consideración que, frente a la arquitectura, este arte suele llevar
consigo normalmente (hecho que posibilita que el cambio sea más fácil). Sea
como fuere, es posible encontrar ya desde época previa características muy
vinculadas al posterior desarrollo de la escultura renacentista.
El interés por la representación de la naturaleza y el
desprendimiento de una consideración absoluta de tipo simbólico, a la cual
quedaría supeditada la primera, se pueden apreciar en la escultura del momento.
Las composiciones siguen la pauta de la búsqueda de la profundidad por medio
del uso de la perspectiva y la plasmación de los tipos humanos responde a una
individualización y exactitud mucho más naturalista que la medieval.
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