miércoles, 26 de octubre de 2016
martes, 25 de octubre de 2016
LUIS VIVES
Luis Vives | (St. Thomas More) |
EL ERASMISMO
Erasmo de Rotterdam (1465-1536) [Erasmus of Rotterdam {Provincias Unidas o Países Bajos}, posesión imperial española]. Estudió en un convento de agustinos desde la edad de 14 años. Siguió sus estudios en París y Bolonia. Fue profesor de griego en Oxford y Cambridge y confesor de estado del emperador Carlos V [Karl V [Charles V] de Habsburgo]). Llegó a ser rector de la Universidad de Basilea (Basel, Suiza [Switzerland]). Escribió Elogio de la locura (In Praise of Folly) y el Enquiridión(Enchiridion [Manual del caballero cristiano]). Erasmo propugnaba un cristianismo interior, sin liturgia ni aparato de culto ni fórmulas externas, es decir, una actitud que preludiaba la Reforma protestante. Defendía una mayor pureza de costumbres y censuraba las supersticiones y abusos que se habían introducido en la religión y la relajación moral de los clérigos. Erasmo no se separó nunca dogmáticamente de la Iglesia, pero sus doctrinas prepararon indirectamente el camino para la Reforma protestante.
LUIS VIVES |
España fue uno de los países donde el influjo de Erasmo fue mayor. No solamente siguieron sus ideas gran parte de los escritores de la época del Emperador y numerosos humanistas sino incluso destacados hombres de la Iglesia como el inquisidor general Manrique. Con el triunfo de la Contrarreforma (Reforma católica) en España, la influencia de Erasmo quedó reducida a brotes aislados. La oposición al protestantismo traía aparejada la repulsa de los libros de Erasmo, censurados por la Inquisición en 1559.
EL IDIOMA
En este período, el español alcanza una extraordinaria difusión por toda Europa, así como, obviamente, en el Nuevo Mundo. Castiglione proclama en su Cortesano como ideal del perfecto caballero el poseer el español. Durante la época del emperador Carlos V, el estilo que se cultiva es natural, aunque combinado con artificio, ingenio e invención propia de los hombres de letras. Para Castiglione, la belleza suprema es la natural y no la que depende del esfuerzo. Gozaron de gran aceptación los refranes por su claridad y concisión. Con el avance del siglo disminuye, empero, el gusto por la sencillez y comienza a afirmarse el valor artístico de la afectación. Esto conduce a una intensificación del idioma culto (Herrera) que progresa apresurada mente hacia el Barroco (Baroque). De los tres estilos cultivados en esta época, el popular, el clásico, y el artificioso, el estilo clásico fue muy breve, mientras que el popular fue ininterrumpido por todo el Siglo de Oro, y el artificioso y culto (latinizaste) solo alcanzó plena validez en el Barroco.
LA LITERATURA
La forma, que durante la Edad Media había sido considerada como un elemento accesorio, al servicio de la intención didáctica o moral (cf. Juan Manuel) adquiere ahora la importancia de algo valioso por sí mismo. La belleza, reflejo de Dios, es desde ahora la meta capital del artista, y la Naturaleza, ya directamente observada, ya asimilada a través de los clásicos, la fuente principal de inspiración.
El Renacimiento cultiva un arte selecto para minorías, artificioso y auténticmente literario. Busca en la cuidadosa excelencia de la forma la justificación de su quehacer y la diferencia que ha de separarle del poeta popular divertidor de multitudes.
Con este afán de selección renacen los principales temas de la antigüedad pagana: los relatos mitológicos que se convierten en fuente imprescindible de poéticas comparaciones; el bucolismo pastoril, y las preceptivas de Aristóteles y Horacio (Horace). Al lado de los autores antiguos, los literatos italianos fueron los modelos indiscutibles con tanta o mayor influencia que aquéllos. En Petrarca (Petrarch) [1304-1374] se inspiran los poetas más notables de la centuria. De él adoptan el cultivo del endecasílabo, la artificiosidad de los conceptos amorosos, la preocupación formal, el gusto por el paisaje, las sutiles introspecciones de la pasión amorosa, y el tono delicado y sentimental, así como un tanto artificioso.
Petrarca
FILOSOFÍA RENACENTISTA EN ESPAÑA
El Renacimiento no creó una filosofía positiva sino que se limitó a ejercer una severa crítica racionalista de la escolástica medieval (Scholasticism). Gozaron de especial aceptación las corrientes filosóficas que atendían a la vida moral como el escepticismo (Skepticism), que encajaba perfectamente con la posición crítica y negativa respecto a la dogmática escolástica; el estoicismo(Stoicism), que se avenía muy bien con la exaltación de la dignidad moral del hombre y con su sometimiento a las leyes de la naturaleza y su varonil aceptación del sufrimiento; y sobre todo el epicureísmo (Epicureanism) porque respondía al nuevo concepto hedonista de la vida que tenía como norte el placer, si bien equilibrado por la inteligencia.
De los grandes filósofos de la antigüedad, el Renacimiento prefirió a Platón (Plato) más que a Aristóteles (Aristotle) aunque se realizaron intentos de fusión entre las dos tendencias filosóficas que representan el idealismo y el realismo racionalista. A la Academia florentina se debe mucho la difusión de Platón, sobre todo en los Diálogos de amor de León Hebreo (Judas Abravenel) y El cortesano de Castiglione. Según éstos, la belleza de los seres materiales es un reflejo de la divina, por lo que el amor y la admiración por aquellos puede conducirnos a la divinidad. La mujer, el arte y la naturaleza son las tres fuentes principales para llevarnos a Dios. Así se limpió y dignificó de las adherencias más groseras el amor por lo material y se idealizó el sentimiento amoroso.
EL IDEAL POLÍTICO DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA
La imitación de la antigüedad trajo también en lo político un cambio radical. El ejemplo del Imperio romano con su unificación lingüística y legislativa y el poder absoluto de sus emperadores impulsó el deseo de imperios nacionales en los que toda la autoridad estuviese concentrada en los monarcas.
En medio del fraccionamiento y la diversidad feudal que es el rasgo esencial de la Edad Media, con su multiplicidad de legislaciones, tributos, normas y poderes, fueros y exenciones, algunos monarcas van tratando de realizar la unidad política inspirándose en las concepciones absolutistas y uniformadoras del Derecho romano (Roman law). Estas tendencias, por supuesto, se habían tratado de realizar antes en Europa desde el siglo XII bajo el emperador alemán Federico Barbarroja y bajo su nieto Federico II en Sicilia. En España, bajo Alfonso X (Partidas) y en Francia bajo Felipe IV. Todos estos reyes fueron influenciados por la Universidad de Bolonia(Bologna, Italia) y los legistas, adeptos especiales del Derecho romano.
RENACIMIENTO EN ESPAÑA
El Renacimiento es la época áurea de España, o lo que llamamos el «Siglo de Oro».
El Renacimiento es también subdividido en dos períodos que corresponden,
1) el primero al período imperial de Carlos V; y
El emperador Carlos V
(1500-1558)
2) el segundo al de su heredero, Felipe II.
El rey Felipe II («el Prudente») (1527-1598)
Durante el Primer Renacimiento, se sigue la direcccion paganizante que predomina en toda Europa (es el momento de RECEPCIÓN de los influjos extranjeros, predominantemente italianos, comenzado en el siglo XV).
El imperio europeo de Carlos V:
Bajo Felipe II, el período de ASIMILACIÓN, las tendencias renacentistas se cristianizan, y aunque en el aspecto puramente artístico y formal siguen las normas precedentes, España se encierra dentro de sí misma, preparando la época nacional que ha de venir en seguida: es el momento de laContrareforma (o Reforma católica), de la ascética y de la mística, de los grandes poetas religiosos, de afirmación proselitista y apologética, sin picaresca ni sátira religiosa ni apenas literatura frívola.
El imperio mundial de Felipe II:
Mientras el hombre de la Edad Media había situado a Dios en el centro de su Universo y considerado la existencia terrena como una estación de paso para conquistar la vida eterna, el hombre del Renacimiento trastrueca los valores y se coloca en el centro de un mundo que considera digno de ser vivido por sí mismo. La tierra ya no es el valle de lágrimas del hombre cristiano-medieval, sino un lugar de goce; la inteligencia no es una débil luz que no vale nada sin la revelación, sino un faro potente que puede descubrir todos los misterios; el cuerpo no es el mal, sino la fuente del placer que justifica y hace hermoso el vivir. El descubrimiento de la antigüedad econtenía la plena revelación del hombre con sus instintos y su razón omnipotente y de la vida material con sus placeres y bellezas, que había desterrado la concepción ascética y cristiana del Medio Evo; porque el mundo de la antigüedad descansaba precisamente sobre esta concepciön antropocéntrica y materialista, sin dogmas ni vida de ultratumba, en la que el hombre y su razón constituían la medida de todas las cosas.
De esta nueva valoración del hombre nace el Humanismo. Los humanistas estudiaban el latín y el griego y estaban interesados en problemas de filología o erudición puesto que los textos antiguos se estimaban no sólo por sí mismos o en razón de su belleza o excelencia literarias sino porque conducían a la nueva concepción del hombre, centro y finalidad de todas las cosas, de la que aquellos textos eran depositarios.
Una serie de causas materiales impulsó este orgullo humanista: la invencion de la imprenta, que facilitó la difusión del saber, el descubrimiento de América, que abrió nuevos horizontes a la actividad humana (el comercio). Movido por estos impulsos, el hombre renacentista investigó la naturaleza, realizó portentosos descubrimientos científicos, creó maravillosas obras de arte, trató de hacer el mundo confortable y bello, y se lanzó a vivir con la furia incontenible de quien acaba de descubrir el paraíso. Ninguna otra época en la historia ha ofrecido un ejemplo de plenitud, de energía, de audacia creadora, de anhelo de vivir como el que dieron los hombres de aquel tiempo.
Mientras el hombre medieval había despreciado el cuerpo en beneficio del espíritu, el renacentista busca la plenitud en un desarrollo armónico de todas las facultades, tanto espirituales como físicas, buscando la satisfacción de todas las posibilidades del ser humano. A esta concepción responde la figura ideal del cortesano creada por el italiano Baltasar de Castiglione (1478-1529). El hombre de la Edad Media se había polarizado en una actividad: era un hombre de armas, un clérigo, un burgués. El cortesano debe ser tan experto en las armas como en las letras, ha de saber conjugar las maneras más refinadas con el valor en el combate, cortejar a las damas y tañer los instrumentos con que acompañar su propio canto, estar tan preparado para el riesgo como para el placer.
Baltasar de Castiglione
El siglo XVIcorresponde a la plenitud del Renacimiento mientras que el siglo XVII corresponde a la época barroca, que suele denominarse nacional. Durante el primero, España sigue las corrientes universalistas del Renacimiento y marcha a la par, en cuanto a las direcciones generales, con el resto de las naciones europeas; en el segundo, se dan los caracteres mas típicos y personales del arte y letras españolas.
El Renacimiento es también subdividido en dos períodos que corresponden,
1) el primero al período imperial de Carlos V; y
El emperador Carlos V
(1500-1558)
2) el segundo al de su heredero, Felipe II.
El rey Felipe II («el Prudente») (1527-1598)
Durante el Primer Renacimiento, se sigue la direcccion paganizante que predomina en toda Europa (es el momento de RECEPCIÓN de los influjos extranjeros, predominantemente italianos, comenzado en el siglo XV).
El imperio europeo de Carlos V:
Bajo Felipe II, el período de ASIMILACIÓN, las tendencias renacentistas se cristianizan, y aunque en el aspecto puramente artístico y formal siguen las normas precedentes, España se encierra dentro de sí misma, preparando la época nacional que ha de venir en seguida: es el momento de laContrareforma (o Reforma católica), de la ascética y de la mística, de los grandes poetas religiosos, de afirmación proselitista y apologética, sin picaresca ni sátira religiosa ni apenas literatura frívola.
El imperio mundial de Felipe II:
Mientras el hombre de la Edad Media había situado a Dios en el centro de su Universo y considerado la existencia terrena como una estación de paso para conquistar la vida eterna, el hombre del Renacimiento trastrueca los valores y se coloca en el centro de un mundo que considera digno de ser vivido por sí mismo. La tierra ya no es el valle de lágrimas del hombre cristiano-medieval, sino un lugar de goce; la inteligencia no es una débil luz que no vale nada sin la revelación, sino un faro potente que puede descubrir todos los misterios; el cuerpo no es el mal, sino la fuente del placer que justifica y hace hermoso el vivir. El descubrimiento de la antigüedad econtenía la plena revelación del hombre con sus instintos y su razón omnipotente y de la vida material con sus placeres y bellezas, que había desterrado la concepción ascética y cristiana del Medio Evo; porque el mundo de la antigüedad descansaba precisamente sobre esta concepciön antropocéntrica y materialista, sin dogmas ni vida de ultratumba, en la que el hombre y su razón constituían la medida de todas las cosas.
De esta nueva valoración del hombre nace el Humanismo. Los humanistas estudiaban el latín y el griego y estaban interesados en problemas de filología o erudición puesto que los textos antiguos se estimaban no sólo por sí mismos o en razón de su belleza o excelencia literarias sino porque conducían a la nueva concepción del hombre, centro y finalidad de todas las cosas, de la que aquellos textos eran depositarios.
Una serie de causas materiales impulsó este orgullo humanista: la invencion de la imprenta, que facilitó la difusión del saber, el descubrimiento de América, que abrió nuevos horizontes a la actividad humana (el comercio). Movido por estos impulsos, el hombre renacentista investigó la naturaleza, realizó portentosos descubrimientos científicos, creó maravillosas obras de arte, trató de hacer el mundo confortable y bello, y se lanzó a vivir con la furia incontenible de quien acaba de descubrir el paraíso. Ninguna otra época en la historia ha ofrecido un ejemplo de plenitud, de energía, de audacia creadora, de anhelo de vivir como el que dieron los hombres de aquel tiempo.
Mientras el hombre medieval había despreciado el cuerpo en beneficio del espíritu, el renacentista busca la plenitud en un desarrollo armónico de todas las facultades, tanto espirituales como físicas, buscando la satisfacción de todas las posibilidades del ser humano. A esta concepción responde la figura ideal del cortesano creada por el italiano Baltasar de Castiglione (1478-1529). El hombre de la Edad Media se había polarizado en una actividad: era un hombre de armas, un clérigo, un burgués. El cortesano debe ser tan experto en las armas como en las letras, ha de saber conjugar las maneras más refinadas con el valor en el combate, cortejar a las damas y tañer los instrumentos con que acompañar su propio canto, estar tan preparado para el riesgo como para el placer.
Baltasar de Castiglione
domingo, 16 de octubre de 2016
PAOLO UCCELLO
El abad del monasterio de San Miniato del Monte, situado cerca
de Florencia, empezaba a impacientarse. Paolo de Dono, el pintor encargado de
decorar las paredes del claustro, llevaba cuatro días sin aparecer. “Y enfermo
no está…” se decía el abad, perplejo. El día anterior, dos religiosos lo habían
visto correr por una callejuela, como si tuviera miedo e intentara evitar ser
reconocido.
Dos jóvenes frailes interrumpieron las reflexiones del abad:
acababan de tropezar con el pintor “fugitivo” y le habían preguntado el motivo
de su misteriosa desaparición. Uno de los frailes agrego:
-¿Sabe lo que nos ha respondido? La cosa tiene gracia. Ha
dicho que no solo teme aparecer otra vez por el convento, sino que se cuida
mucho de pasar por delante de las carpinterías… el abad cada vez entendía
menos.
-Y parece que la culpa es nuestra padre- explicaron los
frailes riendo. –Desde que maese Paolo trabaja con nosotros, no le hemos dado
otra cosa para comer que queso, queso y más queso. Y dice que con todo ese
queso en el cuerpo se siente tan blando, que los carpinteros, si se enteraran,
lo utilizarían como engrudo para encolar las mesas.
El abad, al oir esta explicación, no pudo contener la risa.
Poco después, hizo llamar al pintor, haciéndole la solemne promesa de que el
queso no volvería formar parte de sus comidas, por lo menos hasta que hubiese
terminado los frescos.
Su Primer Maestro
Paolo, hijo de Dono (que desempeñaba los oficios de barbero
y cirujano, al mismo tiepo) había nacido en Pratovecchio (Casentino), en 1397.
Desde pequeño demostró de manera inequívoca que no estaba
dispuesto a seguir las huellas paternas. En lugar de permanecer en el
establecimiento de su padre, preparando las bacías de agua caliente y las
toallas de lino para los clientes, se marchaba, en cuanto podía, al grande y frecuentadísimo
taller del escultor Lorenzo Ghiberti. Allí podía vérsele a la edad de diez
años, cuando apenas era más alto que los bancos de trabajo, encaramado en
ellos, limpiando y sacando brillo, con entusiasmo, a la gran puerta de bronce
fundida por el maestro para el baptisterio.
Paolo Uccello pinto este “monumental fresco ecuestre” en
honor del “condottiero” que había mandado las tropas florentinas en la batalla
de Cascina, el inglés John Hawkwood, llamado en Italia Giovanni Acuto. Empleo
un color determinado “tierra verde”, que imitaba al del bronce. “Si Paulo no
hubiese hecho que el caballo moviera las dos patas del lado derecho al mismo
tiempo, cosa que, naturalmente, no hace ningún caballo, porque se caería, esta
obra seria perfecta”. Con tan divertida frase, Vasari, biógrafo del siglo XVI,
reprochaba al caballo “su incorrecta manera de caminar”. Por supuesto, no
llevaba razón: en primer lugar, porque el movimiento del caballo es normal (se
trata del paso llamado de andadura), y en segundo, porque Uccello, al pintar al
cárcel en aquella posición, pretendía darle un aspecto solemne, en armonía con
el majestuoso pedestal.
Paolo Uccello: Caza en el bosque (posterior a 1460) –
Oxford, Museo Ashmolean
Esta bellísima obra constituye una sugestiva muestra de la
perspectiva “uccelliana”. Bajo una vasta bóveda verde, formada por las frondas
de los árboles, los troncos se hacen más delgados y espesos, a medida que se
alejan hacia el fondo del cuadro, también las personas y los animales se
empequeñecen progresivamente al alejarse del primer plano. Las figuras,
estilizadas, resplandecen con sus vividos colores sobre el oscuro verde del
bosque. Nótense también las ligeras figuras de los perros, dibujados con un
sentido del movimiento que sus siluetas subrayan.
La Deliciosa Obsesión
Cuando creció, Polo se hizo amigo de los “jóvenes leones” de
la nueva generación: Massaccio, Brunelleschi, Donatello. Por este último, sobre
todo, sentía una ilimitada admiración, a la que Donatello correspondía
generosamente, aunque, con su característica llaneza, se burlara de los que le
parecía una manía de Paolo: su amor a la perspectiva.
Esta manía se convirtió, andando el tiempo, en una auténtica
obsesión, tan deliciosa como incitante.
Aun después de transformarse en un austero pare de familia,
con una grava y digna barba, una posición estimable entre los pintores
florentinos y una responsabilidad para con sus hijos –ya crecidos- y su mujer,
Paolo de Dono continuo entregándose a sus “ejercicios” de perspectiva. Así,
pasaba largas horas del día y de la noche dibujando perspectivas de los más
dispares objetos: no solo edificios o escorzos de calles, sino también
sombreros, jarrones y copas. Durante el trabajo, no se daba cuenta de nada, su
mujer, para avisarle que la comida estaba en la mesa o que había llegado la
hora de acostarse, tenía que llamarlo infinidad de veces. Finalmente, Paolo
salía de su ensimismamiento, miraba con estupor lo que tenía ante los ojos y,
en lugar de responder, murmuraba: “¡Ah, que hermosa perspectiva!”.
Pero Paolo, además de la perspectiva, tenía otra pasión: la
de los animales, en general, y la de los pájaros, en particular. De haber sido
rico, seguramente habría convertido su casa en un jardín zoológico; como no lo
era, no le quedaba más remedio que recurrir a su habilidad pictórica para
rodearse de sus animales preferidos, cuyas reproducciones colgaban en las
paredes de sus habitaciones. Pinto, sobre todo, pájaros, de mil especies y
dimensiones distintas, hasta el punto de que su casa llego a parecer una
inmensa jaula, llena de silenciosas pero vivacísimas aves. Ello le valió el
apodo que pasaría a la posteridad: Paulo Uccello (“ucello” en italiano
significa “pájaro”).
Perspectiva y amor a los animales se dan la mano
continuamente en las admirables escenas que Paolo fue pintando hasta su muerte,
ocurrida en el año 1475.
El legado artístico que dejo a la humanidad incluye retratos
de los mejor artistas de su época. Sobre una larga tabla pinto a Giotto,
“abuelo” de la pintura, a Brunelleschi, príncipe de la arquitectura; a
Donatello, orgullo de la escultura…, y a el mismo, apasionado amigo de la
“dulce” perspectiva.
La figura de Paolo Uccello merece un puesto entre los
“maestros” de la pintura florentina de la primera mitad del siglo XV, aunque
solo sea por haber dedicado toda su vida a uno de las más característicos
problemas del arte de aquel tiempo: la perspectiva. En sus cuadros, los objetos
y el paisaje se encuentran sabiamente dispuestos, subrayando la profundidad del
ambiente en que se desarrolla la escena. Esta técnica, sin embargo, no
constituye un fin en sí misma, sino un “medio” para transfigurar la realidad.
Las obras de Paolo Uccello ejercen una sutil fascinación, debido a sus colores
vivos y fantásticos, y –sobre todo- a su estilo “simplificado” y a esa
atmosfera un poco irreal que tanto seduce a los artistas modernos.
Paolo Uccello: Batalla de San Romano (1456 – 60), detalle,
Florencia, Galería de los Oficios
Esta animadísima escena bélica constituye una
síntesis de los gustos y del estilo del pintor: esplendida perspectiva, vivaces
figuras de animales espantados y colores plenos de una sutil poesía.
Advirtamos, además, las figuras de los dos caballos caídos y la del cocea
vigorosamente con sus patas. Aunque en realidad nunca se ven caballos en una
posición semejante, eso no importa al pintor, que, en cambio, pretendía dar a
sus figuras fuerza, dramatismo, ímpetu y potencia. Y no puede negarse que
consiguió lo que intentaba.
Paolo Uccello: Retablo con las historias de la “Hostia
profanada” (1467 – 69) – Urbino, Galería Nacional
Paolo Uccello tenía ya más de setenta años cuando pinto
estos cuadros. A pesar de ello –como se aprecia en los dos “capítulos”
reproducidos, los primeros de los seis que componen la historia-, no había
perdido nada de su encantadora frescura. En la primera escena, una mujer vende
a un judío una hostia consagrada. En la segunda, asistimos a un milagro: de la
hostia, que el judío intentaba quemar, brota sangre, y esta atrae la atención
de los esbirros. En ambas escenas se advierte el especialísimo cuidado puesto
en la perspectiva, subrayada de manera muy particular por los mosaicos del
pavimento y por la posición oblicua de las paredes y de los muebles que hay en
la habitación.
domingo, 9 de octubre de 2016
PERSONAJES PRINCIPALES DE LA PINTURA EN EL CINQUECENTO
Leonardo da Vinci
Leonardo da Vinci (Leonardo di ser Piero da Vinci) (nacido el 15 de abril de 1452 en Vinci y fallecido el 2 de mayo de 1519 en Amboise) fue un polímata florentino del Renacimiento italiano. Fue a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Murió acompañado de su fiel Francesco Melzi, a quien legó sus proyectos, diseños y pinturas. Tras pasar su infancia en su ciudad natal, Leonardo estudió con el célebre pintor florentino Andrea de Verrocchio. Sus primeros trabajos de importancia fueron creados en Milán al servicio del duque Ludovico Sforza. Trabajó a continuación en Roma, Bolonia y Venecia, y pasó los últimos años de su vida en Francia, por invitación del rey Francisco I
En el plano artístico, Leonardo conforma, junto con Miguel Ángel y Rafael, la tríada de los grandes maestros del Cinquecento, y, pese a la parquedad de su obra, la historia de la pintura lo cuenta entre sus mayores genios. Por los demás, es posible que de la poderosa fascinación que suscitan sus obras maestras (con La Gioconda a la cabeza) proceda aquella otra fascinación en torno a su figura que no ha cesado de crecer con los siglos, alimentada por los múltiples enigmas que envuelven su biografía, algunos de ellos triviales, como la escritura de derecha a izquierda, y otros ciertamente inquietantes, como aquellas visionarias invenciones cinco siglos adelantadas a su tiempo
obras como:
la gioconda (la mona lisa) |
La Gioconda (La Joconde en francés), también conocida como La Mona Lisa, es una obra pictórica del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Fue adquirida por el rey Francisco I de Francia a principios del siglo XVI y desde entonces es propiedad del Estado Francés. Se exhibe en el Museo del Louvre de París.
Su nombre, La Gioconda (la alegre, en castellano), deriva de la tesis más aceptada acerca de la identidad de la modelo: la esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo, que realmente se llamaba Lisa Gherardini, de donde viene su otro nombre: Mona (señora, del italiano antiguo) Lisa.
Es un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53 cm, pintado entre 1503 y 1519,1 y retocado varias veces por el autor. Se considera el ejemplo más logrado de sfumato, técnica muy característica de Leonardo, si bien actualmente su colorido original es menos perceptible por el oscurecimiento de los barnices. El cuadro está protegido por múltiples sistemas de seguridad y ambientado a temperatura estable para su preservación óptima.2 Es revisado constantemente para verificar y prevenir su deterioro.
la ultima cena |
virgen de las rocas |
La Virgen de las Rocas es un nombre usado para denominar dos cuadros de Leonardo da Vinci pintados con idéntica técnica pictórica de óleo sobre tabla. La versión del Museo del Louvre fue transferida a lienzo desde el panel original de madera, pero la que se conserva en la National Gallery aún permanece sobre tabla
entre algunas de las obras mas importantes podemos destacar estas mas;
San Juan Bautista
Salvator Mundi
Tobías y el ángel
Anunciación
Baco
La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana
La dama del armiño
Rafael
Posiblemente sea Rafael (1483-1520), el más joven de los tres, quien mejor represente la idea de equilibrio y orden en la pintura renacentista. Cristalizan en él las ideas clasicistas propias del humanismo y la mesura y proporción que pretenden reflejar el ideal. Aunque tuvo una vida más corta que los otros grandes maestros, su obra es más copiosa en la medida en que se centró más en la pintura, y contó con la ayuda de un amplio taller
la virgen del prado |
Alberto Durero
Es el pintor alemán que mejor representa el espíritu renacentista. Fue investigador y analizador de todo.
Características:
Minucioso en los detalles
Concepción humanista
Innova al introducir composiciones de tamaño natural
Ejemplos:
El Rinoceronte
El Greco
Se llamaba Domenico Theotocopulos. Nació en Creta, pero desarrolló su trabajo en España.
Viajó por Venecia y estudió en Roma.
Características:
Crea un mundo pictórico original
Figuras alargadas, lánguidas y dramáticas
Colores azules, lúgubres
Crea varios ambientes dentro del mismo cuadro
El Expolio
Pintura renacentista veneciana
Autores:
Tiziano
PINTURA DEL CINQUECENTO
Dos grandes figuras vendrán a completar la lista de maestros renacentistas, aunque esta vez en lo que a pintura se refiere: Leonardo da Vinci y Rafael, el primero de los cuales será el prototipo absoluto de hombre del Renacimiento (pintor, escultor, inventor, etc.).
Las obras de Leonardo poseen un cierto misterio (empleará la técnica del sfumato para envolver sus representaciones de una especie de sugestivo velo difuminador) que las hace especialmente sugestivas, además de que su maestría técnica y el enorme conocimiento que posee del cuerpo humano le posibilitarán abarcar aquel registro de emociones que desee representar.
Gran observador de la naturaleza humana, el estudio psicológico realizado de sus personajes queda patente en retratos como el de la universalmente famosa Gioconda.
Cinquecento Italiano. Sagrada Familia de Rafael
Rafael, gustoso de modelos de una ingenuidad y belleza equilibrada en sus inicios, perfectos ejemplos del más puro clasicismo, sufrirá una evolución enorme en su pintura a partir de la asunción de diversas influencias, llegando incluso a rozar el Manierismo en sus últimas piezas.
Además, también será posible encontrar de nuevo la representación miguelangelesca en obras como los frescos de la Capilla Sixtina, además de una veneciana en las figuras de Giorgione, el maestro del color y las composiciones mitológicas Tiziano, el Veronés y el Tintoretto, sin olvidar a los manieristas Correggio y Parmigianino.
Rafael
Sanzio de Urbino (1483-1520)
Su
mérito es la de ser un gran técnico de la pintura, sabiendo conciliar
armoniosamente las delicadas formas de Leonardo y las terribles descargas
espirituales de Miguel Ángel. Su pintura cuenta con un dibujo irreprochable y
una riquísima paleta de variados colores. Su obra más representativa es la
Escuela de Atenas.
PERSONAJES PRINCIPALES DE LA ESCULTURA EN EL CINQUECENTO
Michelangelo Buonarroti (Caprese, 6 de marzo de 1475-Roma, 18 de febrero de 1564), conocido en español como Miguel Ángel, fue un arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica.1 Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médici de Florencia y los diferentes papas romanos.
ESCULTURA DEL CINQUECENTO
Moises de Miguel Ángel.
Escultura del Cinquecento
Grandes obras, convertidas en hitos de la historia del arte, van a ser esculturas como el David (tipología clásica, pero completamente novedosa en la forma de representación, en la que además son apreciables la enorme fuerza intrínseca de sus personajes, la monumentalidad y el perfecto conocimiento y ejecución de la anatomía característicos de la obra de Miguel Ángel), el Moisés concebido para el sepulcro del Papa Julio II o la maravillosa Pietá vaticana.
PERSONAJES PRINCIPALES DE LA ARQUITECTURA EN EL CINQUECENTO
Jacopo Vignola
Jacopo (o Giacomo) Barozzi (Vignola (Italia), 1507 – Roma,
1573), conocido como Jacopo Barozzi de Vignola o, más común y simplemente como
Vignola, por haber nacido en esta ciudad italiana próxima a Módena, fue un
destacado arquitecto y tratadista del Renacimiento italiano
.OBRAS COMO:
Iglesia del Gesú, |
Andrea Palladio
Andrea Palladio o Andrés Paladio (castellanizado), de nombre Andrea di Pietro della Góndola (Padua, 1508 - Maser, 1580) fue un importante arquitecto italiano de la República de Venecia
OBRAS COMO:
Teatro Olímpico de Vicenza |
ARQUITECTURA DEL CINQUECENTO
Equilibrio, austeridad, robustez y predominio de la arquitectura sobre la decoración son características principales de las edificaciones cinquecentistas clasicistas, como se puede apreciar claramente en las obras de uno de sus principales representantes, Bramante (magnífico será su templo de San Pietro in Montorio, en el que recoge la herencia romana a través del uso de la tipología de planta central circular). Se emplean ahora los volúmenes con un sentido plástico, buscándose el contraste y el juego mediante la conjugación de las formas y el manejo de la luz (elementos cuyo uso teatral se buscará deliberadamente, exagerándolo, durante el periodo manierista).
Ésta va a ser una época de grandes construcciones y de grandes autores asimismo; a lo largo de este siglo XVI se inicia el desarrollo y ejecución de uno de los más importantes planes arquitectónicos como será el destinado a la creación de la basílica de San Pedro del Vaticano (es preciso señalar de nuevo que Roma ostenta la capitalidad artística en estos momentos, además de la cristiana, con lo que se hacía necesaria una intervención de estas características que viniera a reforzar y recalcar dicha realidad).
Cúpula de San Pedro del Vaticano. Obra proyectada por Bramante y rematad por Miguel Ángel.
Adjudicada inicialmente su construcción a Bramante, el fallecimiento del mismo dará lugar a la elección del pintor Rafael, cuya participación en el proyecto se verá truncada de igual modo por su muerte, siendo realmente el relevo del posterior elegido (Antonio de Sangallo el Joven) el verdadero artífice del edificio: Miguel Ángel. Éste va a recuperar el plan inicial de planta central propuesto por Bramante y a construir la magnífica cúpula que lo corona, convirtiéndola en referencia de todo el conjunto.
En el costado izquierdo de la nave principal tiene tres altares. El altar del medio es el más importante. Debajo de él están las tumbas de dos apóstoles: San Simón y San Judas Tadeo. (También está la tumba del famoso compositor Pierluigi da Palestrina). También aquí se marca el lugar exacto en el circo de Nerón donde se plantó la cruz en la que se crucificó a San Pedro. Esta escena está representada sobre el altar por la obra de Guido Reni.
En el costado derecho de la nave principal, cerca de la entrada está la famosa Pieta de Michelangelo (1498). Al lado de la Capilla de San Nicolás están los tesoros de las reliquias de San Pedro. Las siguientes capillas son la de San Sebastián y la del Santísimo Sacramento
Villa Capra (La Rotonda): Sin duda, la Villa Rotonda o Villa Capra se puede considerar como la obra más destacada de la trayectoria artística del arquitecto Andrea Palladio.
Esta representa el modelo de construcción típica de la aristocracia del Cinquecento renacentista:
· Planta de cruz griega
· Cuatro fachadas idénticas
· No distinción de puntos cardinales
Precisamente la utilidad residencial y agrícola de la mansión ha hecho que todavía mantenga un buen estado de conservación, aunque restaurada por su actual propietario, la familia Valmarana.
El estilo arquitectónico de construcción de la Villa Rotonda influyó en general en la arquitectura neoclásica de los siglos XVIII – XIX, sobretodo y posteriormente en Estados Unidos, donde muchas casas de gente o clase social adinerada se construyeron de esa forma o semejantemente, como es el caso de la propia Casa Blanca.
Intentando conseguir la misma insolación en toda la casa, rotó la planta cuarenta y cinco grados con respecto a los cuatro puntos cardinales.
Muestras de su tratamiento de la arquitectura serán también la ingeniosa escalera de la Biblioteca Laurenciana de Florencia, el diseño urbanístico de la Plaza del Capitolio en Roma o la colaboración que realizará en el Palacio Farnesio (modelo de palacio romano, será comenzado por Sangallo).
Para finalizar, merece la pena destacar dentro de la tendencia manierista a los arquitectos Vignola, el cual creará en la Iglesia del Gesú, en Roma, un modelo posteriormente muy empleado y Andrea Palladio (artífice del recurso denominado "ritmo palladiano", destinado a conseguir efectos de movimiento y claroscuro, así como del Teatro Olímpico de Vicenza).
CINQUECENTO
Introducción al Cinquecento Italiano
Si Florencia había sido la ciudad del Quattrocento italiano, Roma será la del Cinquecento; a lo largo del s.XVI la capital artística de Italia va a "trasladarse" a Roma, principalmente por la enorme influencia del Papado, el cual se convertirá en gran protector de los artistas y contratante de obras (además, debido a su enorme herencia clásica, continuaba siendo una ciudad con un enorme tránsito de artífices a la búsqueda de aprendizaje).
SANTA BARBARA
A lo largo del periodo correspondiente al alto Renacimiento italiano, denominado Cinquecento, el arte se verá obligado a adecuarse a las normas que el decoro imponga, circunstancia derivada del hecho de que la mayor parte de las obras serán encargos destinados a la decoración de edificios religiosos. Junto con esto, hay que añadir que el arte renacentista clásico alcanzará en estos momentos su culminación, además de que el espíritu revisionista y exhaustivo propio del Renacimiento dará origen a la aparición de tratados compendiosos del lenguaje empleado, sin olvidar tampoco que ésta será una época condicionada artísticamente por el quehacer de grandes figuras tales como Miguel Ángel, Rafael o Leonardo da Vinci.
"El lavatorio" de Tintoretto
Con respecto a la división que suele establecerse del s.XVI italiano en lo que respecta al arte se puede decir que, a rasgos generales, el clasicismo adquirirá una potencia enorme durante la primera mitad del siglo siendo sustituido, a lo largo de la segunda, por un barroquismo de las formas correspondiente al sentir manierista.
FILOSOFÍA
NEOPLATONISMO
Se concibe como una vuelta a Platón, después de que Aristóteles fuera el filósofo de la Edad Media, desde Italia en el siglo XV se extiende por toda Europa. Platón expone que la idea del amor se consigue a través de la contemplación de las cosas bellas, a partir de ellas el ser humano es capaz de llegar al amor divino (el amor de Dios). La admiración de la belleza material (la belleza femenina, el arte o la naturaleza) permiten acceder al mundo de lo inmaterial y lo divino.
HUMANISMO
El humanismo tiene su origen en Italia con una figura tan importante como la de Petrarca, que no solo propone un modelo estético, sino también vital, en el que la expresión de los sentimientos, lo íntimo y la preocupación por todo lo que tiene que ver con lo humano pasa a primer plano, supone pues, un cambio radical, tanto en la concepción del hombre como en la concepción del mundo. El humanismo es la ideología perteneciente al Renacimiento, los humanistas, sin dejar de lado los estudios de la religión, desplazan el acento a todo lo que tiene que ver con el hombre.
Los humanistas se preocupan por todas las ciencias y se renueva la enseñanza pensada para un nuevo tipo de intelectual. Se pretende recuperar la cultura y la civilización grecolatina, existe un interés por salir del oscurantismo medieval, y a través de la historia se rescatan los modelos de la cultura clásica, los que dan las claves para asentar las bases de una nueva ideología que está más acorde con la nueva sociedad burguesa que se está gestando. Los humanistas van a partir de las fuentes originales, por lo que van a tener que aprender muy bien las lenguas clásicas, además escribían en latín, la que era la lengua de cultura; surge así un interés por la filología.
ERASMISMO
El Erasmismo es una corriente de renovación religiosa (pero no solo religiosa) que surge a través de los textos de Erasmo de Rotterdam, humanista cristiano, cuyo pensamiento tuvo una gran influencia en toda Europa y guarda relación con la Reforma protestante. Erasmo inicia una regeneración a nivel moral, sobre cuestiones educativas y sociales; a la vez que una regeneración a nivel religiosa, está en contra de las exteriorizaciones de la fe. Fundamentalmente, el erasmismo promueve la vuelta a un cristianismo primitivo por ideas como el sacrificio o la renuncia a los placeres terrenales y propugna una depuración de las costumbres, principalmente del clero. Su propuesta deriva de la disconformidad que se mostraba a que el alto clero viviera rodeado de lujos.
Reforma iniciada por Martín Lutero, humanista que pretendía un concilio para intentar subsanar la situación de abuso de poder de la Iglesia. La Reforma protestante es un movimiento de renovación religiosa encabezada por Lutero que llevó a la escisión religiosa por no alcanzarse un acuerdo durante el Concilio de Trento. La Reforma pretendía acceder directamente a los textos bíblicos sin necesidad de intermediarios, proponía un cristianismo interior, una unión más estrecha entre el hombre y Dios, y por lo tanto, rechazaba todas las exteriorizaciones de la fe (como el rito o liturgia).
Se concibe como una vuelta a Platón, después de que Aristóteles fuera el filósofo de la Edad Media, desde Italia en el siglo XV se extiende por toda Europa. Platón expone que la idea del amor se consigue a través de la contemplación de las cosas bellas, a partir de ellas el ser humano es capaz de llegar al amor divino (el amor de Dios). La admiración de la belleza material (la belleza femenina, el arte o la naturaleza) permiten acceder al mundo de lo inmaterial y lo divino.
El humanismo tiene su origen en Italia con una figura tan importante como la de Petrarca, que no solo propone un modelo estético, sino también vital, en el que la expresión de los sentimientos, lo íntimo y la preocupación por todo lo que tiene que ver con lo humano pasa a primer plano, supone pues, un cambio radical, tanto en la concepción del hombre como en la concepción del mundo. El humanismo es la ideología perteneciente al Renacimiento, los humanistas, sin dejar de lado los estudios de la religión, desplazan el acento a todo lo que tiene que ver con el hombre.
Los humanistas se preocupan por todas las ciencias y se renueva la enseñanza pensada para un nuevo tipo de intelectual. Se pretende recuperar la cultura y la civilización grecolatina, existe un interés por salir del oscurantismo medieval, y a través de la historia se rescatan los modelos de la cultura clásica, los que dan las claves para asentar las bases de una nueva ideología que está más acorde con la nueva sociedad burguesa que se está gestando. Los humanistas van a partir de las fuentes originales, por lo que van a tener que aprender muy bien las lenguas clásicas, además escribían en latín, la que era la lengua de cultura; surge así un interés por la filología.
ERASMISMO
El Erasmismo es una corriente de renovación religiosa (pero no solo religiosa) que surge a través de los textos de Erasmo de Rotterdam, humanista cristiano, cuyo pensamiento tuvo una gran influencia en toda Europa y guarda relación con la Reforma protestante. Erasmo inicia una regeneración a nivel moral, sobre cuestiones educativas y sociales; a la vez que una regeneración a nivel religiosa, está en contra de las exteriorizaciones de la fe. Fundamentalmente, el erasmismo promueve la vuelta a un cristianismo primitivo por ideas como el sacrificio o la renuncia a los placeres terrenales y propugna una depuración de las costumbres, principalmente del clero. Su propuesta deriva de la disconformidad que se mostraba a que el alto clero viviera rodeado de lujos.
Reforma iniciada por Martín Lutero, humanista que pretendía un concilio para intentar subsanar la situación de abuso de poder de la Iglesia. La Reforma protestante es un movimiento de renovación religiosa encabezada por Lutero que llevó a la escisión religiosa por no alcanzarse un acuerdo durante el Concilio de Trento. La Reforma pretendía acceder directamente a los textos bíblicos sin necesidad de intermediarios, proponía un cristianismo interior, una unión más estrecha entre el hombre y Dios, y por lo tanto, rechazaba todas las exteriorizaciones de la fe (como el rito o liturgia).
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